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Se llama graffiti a varias formas de inscripción o pintura, generalmente sobre mobiliario urbano. Es un término tomado del italiano, graffiti es el plural de graffito, que significa marca o inscripción hecha rascando o rayando un muro. 

Entre los romanos era muy común la costumbre de la escritura ocasional sobre muros y columnas, esgrafiada y pintada. Se han encontrado múltiples inscripciones en latín vulgar con consignas políticas, insultos y declaraciones de amor, junto a un amplio repertorio de caricaturas y dibujos en lugares menos afectados por la erosión. Es el caso de las encontradas en cuevas, muros enterrados, en las catacumbas de Roma o en las ruinas de Pompeya, donde quedaron protegidos por la ceniza volcánica. También existen todavía grafitis hechos por marineros y piratas que en sus viajes dejaban sus seudónimos o iniciales marcadas sobre las piedras y grutas, quemando un trozo de corcho.

 

Los grafiti en España cubren paredes, vallas, vagones de tren y de metro, escaparates, cierres de tiendas, quioscos de prensa, señales de tráfico, bancos en las vías públicas, puertas y mobiliario urbano de todo tipo. Sin embargo, es importante hacer una distinción entre dos tipos de graffitis: los vandálicos y los artísticos. Los graffitis propios del vandalismo son aquellos que no tienen ningún tipo de mensaje ni estética, son muestras de egocentrismo del autor que se dedica a emborronar todo lo que puede plasmando su firma por los máximos sitios posibles, en una absurda competencia donde adquiere mas valor quién estampe su firma en los sitios más emblemáticos o los más inaccesibles, terminando por dar a la ciudad un aspecto sucio. Por otro lado, los graffitis artísticos son aquellos que sí transmiten un mensaje, ya sea estético o moral, y han de ser considerados como obras de arte, es el llamado postgraffiti.

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Graffiti en Astorga: mural representando la tradición de las Mantecadas inspirado en una foto de 1927

FUENTE: Meraviglia

Postgraffiti 

El postgraffiti nace del encuentro del arte académico con el graffiti y otras formas de cultura popular. El artista del postgraffiti propaga muestras gráficas de su identidad por los espacios públicos, pero a diferencia del escritor de graffiti utiliza motivos que el público puede entender. Tienen, en su mayoría, formación académica y su actitud a la hora de ocupar superficies públicas es mucho más respetuosa que la de los escritores de graffiti.

Algunos artistas usan la pintura o la tiza de forma abierta en la calle creando ilusiones ópticas increíbles jugando con la perspectiva, como es el caso de Julian Beever que ha recorrido todo el mundo mostrando sus obras en las ciudades mas importantes. Beever deslumbra con su arte a los viandantes que quedan absortos con sus geniales y efímeras

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Graffiti de efecto tridimensional de Julian Beever FUENTE: PuntoWow

creaciones. Los artistas siempre se valen de su ingenio para escoger espacios y juegan con el concepto de los público y efímero. Es un arte que ofrecen de forma gratuita al público mayoritario, el arte del graffiti ha comenzado a ser muy valorado aproximadamente desde los últimos diez años y no sorprende ver a estos artistas hacer exposiciones en los grandes museos de cualquier ciudad. Por ejemplo, El Museo Internacional de arte moderno y contemporáneo Tate Modern de Londres ha realizado varias exposiciones de arte urbano y actualmente tiene a la venta uno de los mejores análisis sobre esta tendencia, el libro Street Art The Graffiti Revolution, donde se analiza en profundidad el fenómeno del arte urbano con los artistas mas importantes del arte de la calle. No solo museos, estos artistas también acaparan portadas de diarios y noticias con sus nuevas intervenciones, como es el caso del artista “desconocido” Banksy. De este último, dueños de las propiedades intervenidas han llegado a subastar sus obras por precios nada desdeñables. Por lo que  podemos decir el dilema entre Arte y vandalismo poco a poco se va desdibujando.Podemos encontrar verdaderas obras de arte diseminadas por la ciudad realizadas por artistas como Keith Haring, ó la cara icónica famosa de Shepard Fairey, las pinturas geométricas de Eltono o los colibrís de Dan Witz. Esta última obre consistía en una serie de más de cuarenta colibrís de tamaño natural que Witz pintó con acrílico, directamente sobre las paredes en sesiones de unas dos horas por pieza. Witz concibió los colibrís a raíz de su interés por los tags –término con que los escritores de graffiti se refieren a sus firmas–. Las pequeñas piezas funcionaban, según Witz, como una especie de anti-tag. Efectivamente, se trata de muestras de la identidad del artista desperdigadas por la ciudad, pero de ejecución imposiblemente lenta, y que trocan la fuerza del gesto 

por la contención de la miniatura, el asalto a la mirada por la sutileza casi invisible. Aunque Nueva York vivía entonces años de fuerte presión municipal contra el graffiti, Witz podía permitirse encuentros con la policía, que después de observar la delicadeza del trabajo no solía ponerle problemas. Son dignos de destacar los grafiteros narrativos, con contenidos siempre diferentes, algunos bastante espectaculares, como es el caso de Swoon o de nuevo Haring.

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Graffiti de Banksy FUENTE: ABC.es

Muto

Otro grafitero destacable es el artista Blu, que comenzó a hacerse conocido a fines de la década del 90, en Bolonia, Italia, gracias a una serie de rayados y graffitis en el centro histórico de la ciudad. Destaca de entre los demás por su perculiar obra "Muto", en la que pinta graffitis en diferentes muros y luego les da vida animándolos con la técnica del stop-motion. Esto hace que de un simple dibujo en una pared se cree todo un cortometraje animado.

Fuente del vídeo: Youtube

Subido por Notblu

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Copyright: Lo más urbano/ Jorge García Caumel y Leonor Cerezo Jiménez

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